30/9/13

Es la hora...



A principios de mes todo el mundo hablaba del “comienzo de curso”, de esa especie de “año nuevo”. Para alejar el “estrés post vacacional” se tiende a proyectar un montón de cambios: empezar a hacer deporte, realizar algún curso, leer más, ir al teatro, viajar, ser más ordenados… Se espera que la ilusión por emprender todas estas mejoras nos haga olvidar el verano.
En general no me suelo hacer promesas de este tipo, ni en septiembre, ni en enero, ni antes del verano. Pero este año es diferente, porque octubre será mi particular rentrée, pero a lo grande: dejo l’Urbe y vuelvo a Nunca Jamás. Dejo el trabajo y vuelvo a la aventura en plena crisis. Dejo una vida que me he construido sola y vuelvo al calor de la familia y los amigos de toda la vida. Y, sobre todo, vuelvo a él, con él y por él (o, mejor dicho, nosotros).
Como yo tampoco quiero sufrir “estrés post”, y sobre todo por el agobio que me estaba entrando al tener que responder 20 veces al día la pregunta “¿Qué vas a hacer cuando vuelvas?”, por primera vez he hecho una lista de propósitos:

  1. Matricularme en un número de asignaturas decente, entre ellas las prácticas, de mi segunda carrera para darle un buen empujón.
  2. Volver a ir al gimnasio. Seguir corriendo hasta poder hacer 10 km.
  3. Hacer un curso de fotografía.
  4. Reanudar el cine-forum con mis amigas, o al menos intentarlo dándoles la tabarra con ello.
  5. Cocinar más, mejor y variado. Volver a consumir una cantidad normal de pasta a la semana.
  6. Intentar retomar el francés, esto depende de que  me admitan en la EOI o en el curso de la Universidad Popular.
  7. Dedicar al menos una mañana al mes para dar un paseo por el monte.


28/9/13

Educación siberiana



Desde que vi la película tenía ganas de leer el libro, de saber más sobre esta comunidad de "criminales honestos". La lectura no me ha defraudado: se trata de una colección de recuerdos de la infancia del autor escritos de forma muy simple, sin florituras; pero muy detallada.
No vamos a engañarnos, es un libro duro, demasiada violencia (otra vez, no sé que me pasa últimamente que todo lo que leo es violento) y en cierto sentido transmite un aire de decadencia humana bastante angustioso. Pero al mismo tiempo es tremendamente interesante porque el código moral y de honor al que se adscriben les hace adoptar formas de vivir y de relacionarse cuanto menos particulares. Y luego está la religión…
El autor reconoce que se trata de una biografía novelada, porque él forma parte de la última generación de urcas siberianos y algunas costumbres se habían perdido, por lo que mezcla pasado y presente. Y evidentemente, imagino que exagerará en cuanto a la rectitud y el cumplimiento de estas personas, y la maldad de los que les rodean; porque no todo es negro o blanco cuando, además, estás contando una historia que tira más a los grises.
En un intento por descifrar cuanto es real de este libro y cuanto ficción, he encontrado una buena cantidad de escépticos que tachan a Lilin de cuentista y que niegan la existencia de los urcas. En efecto, no hay datos o escritos históricos que hablen de ellos, ni tampoco está recogido que Stalin deportase siberianos a Transnistria. Pero entonces me pregunto por qué desde que se publicó el libro esta amenazado por la mafia rusa, ¿sólo por difamación?
Ah, por cierto, la película tiene poco que ver con el libro.

Educazione Siberiana, Nicolai Lilin, 2009, Enaudi (Educación siberiana, 2010, Salamandra).

25/9/13

Yo también quiero ser una Gilmore



Estoy un poco de bajón. Hace bastante tiempo tomé (otra) una decisión que está a punto de (volver a) cambiar mi vida. Aunque lo he tenido en mente a lo largo de todos estos meses, nunca lo había imaginado así. Demasiadas despedidas, demasiados recuerdos, demasiadas emociones.
Es en estos momentos en los que me vuelvo a enganchar a Las chicas Gilmore porque la vida en Stars Hollow siempre me arranca alguna risa, porque la historia es tan sencilla y complicada como la vida misma, porque los diálogos son tan rápidos que no te puedes distraer ni un instante, porque la idea de una mujer que se hace así misma es estimulante, porque la señora Kim algún día gobernará el mundo.

22/9/13

Signos de puntuación y vagancia extrema



"Interrogación y exclamación (signos de). 1. Los signos de interrogación (¿?) y de exclamación (¡!) sirven para representar en la escritura, respectivamente, la entonación interrogativa o exclamativa de un enunciado. Son signos dobles, pues existe un signo de apertura y otro de cierre, que deben colocarse de forma obligatoria al comienzo y al final del enunciado correspondiente; no obstante, existen casos en los que solo se usan los signos de cierre ( 3a y d).
3. Usos especiales:
a) Los signos de cierre escritos entre paréntesis se utilizan para expresar duda (los de interrogación) o sorpresa (los de exclamación), no exentas, en la mayoría de los casos, de ironía: Tendría gracia (?) que hubiera perdido las llaves; Ha terminado los estudios con treinta años y está tan orgulloso (!).
d) Es frecuente el uso de los signos de interrogación en la indicación de fechas dudosas, especialmente en obras de carácter enciclopédico. Se recomienda colocar ambos signos, el de apertura y el de cierre: Hernández, Gregorio (¿1576?-1636), aunque también es posible escribir únicamente el de cierre: Hernández, Gregorio (1576?-1636)”.

Diccionario panhispánico de dudas ©2005
Real Academia Española © Todos los derechos reservados

Puedo entender que se omita el signo inicial en los sms o incluso en Twiter para ahorrar caracteres, pero entonces no sé porque hay que poner tres o cuatro al final de la frase… Cuando veo sólo un signo en blogs, Facebook y similares “me duelen los ojos”. ¿Por qué renunciar a algo que caracteriza nuestra lengua y que la hace diferente de las demás? ¿Alguien renunciaría a la “ñ”?


18/9/13

Los niños de hoy en día




Esta mañana he visto en El Comidista que habrá una edición infantil de Masterchef. He flipado: “¿Quéeee? ¿Niños que cocinan?” Al instante me he sentido un fracaso porque aprendí a pelar una patata decentemente a los 19 más o menos y a darle la vuelta a la tortilla hace dos días como quien dice.

Empecé a cocinar cuando me fui de casa y los tuppers que me daba mi madre no me llegaban para subsistir. Pensaba que este ritual de iniciación era el habitual, ¿para que voy a guarrearme intentando hacer una bechamel cuando mamá la hace tan ligera y sabrosa que parece ambrosía? Y eso porque no caí en la trampa mortal de los precocinados (que para mí son pecado).
Puedo entender a esos aventajados curiosos que desde la adolescencia empiezan a interesarse por la cocina, al fin y al cabo es una vocación como otra cualquiera y hay quien oye la llamada a temprana edad. ¿Pero los niños? La experiencia me ha enseñado que el gusto es un sentido que se educa y se desarrolla con la edad, por eso a los niños les gustan los macarrones con tomate y los bocatas de Nocilla y no el “tartar de atún con huevas de salmón acompañado de tabule”.
Y yo que me consideraba buena cocinera, limitada en el repertorio tal vez, básica en las técnicas culinarias seguramente; pero mis lentejas me llenaban de orgullo y satisfacción. Y ahora llegan estos mocosos que preparan “solomillo a la costra de parmesano”, ¡qué yo la costra la tiro! Y de cocinar solomillo mejor no hablamos…
Ojo, que creo que para los niños cocinar es una gran actividad, rica de contenidos educativos. Pero pensaba que con hacer unas galletas o un bizcocho era suficiente, que no era necesario preparar una “degustación de tiramisú acompañado de un huerto de frutas del bosque”.
Será que los tiempos están cambiando y ahora querer ser chef es como hace 20 años desear ser futbolista, médico, maestro, bombero o veterinario. 
Tal vez sea este el momento de darse a los precocinados…



16/9/13

En pocas palabras





Algo de razón tiene los que dicen que españoles e italianos somos primos hermanos, aunque yo no me atrevería a acercarnos tanto, creo que sí que somos los que más nos parecemos dentro de la gran familia europea; y me doy cuenta cuando hablo.
En español suelo usar un montón de frases hechas, imagino que como casi todos porque la lengua y su uso coloquial se prestan a ello. Con las pocas palabras de estas expresiones se dice mucho, y a veces ni siquiera hacer falta terminar la frase. Pues en italiano también, las hay a patadas y, lo más curioso, es que algunas son exactamente iguales. Por ejemplo:
Avere la testa nelle nuvole – tener la cabeza en las nubes.
Meglio tardi che mai  - mejor tarde que nunca.
Chiudere il becco – cerrar el pico.
También las hay esencialmente iguales, pero que cambian en alguna palabra, sutiles diferencias:
Parlare alle spalle – literalmente, hablar a los hombros; que nosotros diríamos hablar a la espalda.
Gli manca qualche rotella – literalmente, faltarle una rueda; osea, faltarle un tornillo.
Avere la pelle d’oca – literalmente, tener la piel de oca; para nosotros, de gallina.
A este punto no podían faltar los “falsos amigos”:
Fare l’indiano – no equivale a “hacer el indio”, sino a hacerse el sordo.
Guardare dall’alto in basso – no significa “mirar de arriba abajo”, sino mirar por encima del hombro.
Y como colofón final, la que yo creo que es la expresión por excelencia, la que más se usa:
In bocca al lupo!  – buena suerte; a lo que hay que responder: crepi!


 
 *En la foto, Madamede Meuron.

Otras lecturas de verano...



Increíble, leo cuatro libros contados este verano y se me olvida hablar de uno… Como saber si tu gato planea matarte de Matthew Inman, The Oatmeal, (2013, Astiberri) es para quien tiene o ha tenido un gato, porque el autor encuentra el lado perverso a cada uno de los hábitos y gestos de nuestros mininos. Se lee en apenas una hora y es muy divertido, aunque después te haga mirar con otros ojos a tu “querida mascota”...

13/9/13

Rebelión tecnológica



Primero fue el móvil español, de un día para otro se empezaron a oír ruidos muy desagradables cuando llamaba. “No pasa nada, total casi ni lo uso”, pensé.
Después fue el móvil italiano. Dejando de lado que es heredado de mi hermano y que no es la última tecnología ni de lejos, yo estaba bien contentan con mi ladrillo a cero euros con what’s app  porque me ha facilitado la vida para comunicarme con el más allá y el más acá. Pero se ve  que el aparato no estaba muy de acuerdo con la nueva aplicación y cada cierto tiempo se venga de mí con un “error fatal” que me obliga a reconfigurarlo.
Más tarde le tocó el turno a mi querido portátil, que me acompaña desde 2008, me costó cuatro calas y siempre ha sido un fiel compañero. Es verdad que la batería dura algo así como 10 minutos y por eso está siempre enchufado, que se calienta si no tengo cuidado cuando veo series in streaming y que hay que esperar más de lo habitual para que se carguen los programas cuando lo enciendo; pero estos son más bien “achaques de la edad” y me parecen hasta entrañables. Desde hace un par de semanas el cargador ha empezado a funcionar cuando le da la gana, y aunque he localizado el tramo de cable problemático, todavía no sé cual es la posición ideal para que haga contacto. Ahora cada vez que lo enciendo me tiro un buen rato probando todo tipo de “posturas”: cable todo estirado, cable enrollado, cable presionado, cable por debajo del ordenador, cable por encima del ordenador, cable alrededor de un elefante que está a la pata coja en una silla de preescolar…
Como no debía ser suficiente, el móvil italiano ha vuelto a la carga. Se ha dado cuenta que me he vuelto una experta de su configuración, y viendo que me encanta jugar con el cargador del ordenador, ha decidido hacer lo mismo. Así que, ahora para cargar el  móvil tengo que presionar el cable en el puerto usb del móvil un buen rato para que haga contacto. Por si no fuera poco, cuando el teléfono se queda sin batería y se apaga no se vuelve encender hasta que está totalmente cargado, y cada vez le cuesta más… Ayer, sin ir más lejos, estuve todo el día sin teléfono porque ni se cargaba la batería ni se encendía.
El remate final ha sido hace media hora. No funciona skype. Esto sí que es una tragedia, y de las grandes. Hasta ahora todo lo que he intentado no ha solucionado el problema, y sólo puedo pensar que la última vez que me pasó algo así fue hace mil años con messenger, y nunca volvió a funcionar.

12/9/13

Sueños surrealistas VOL.3


Tanto “relaxing time”  y tantas bromitas al respecto me han hecho soñar con la Botella, que era la camarera de un bar de mi barrio de Nunca Jamás, y me servía el vermut del domingo (tirolés + rabas).

10/9/13

Resumen lector del verano


Sigo leyendo poco, pero sigo leyendo. Ahí va un resumen lector del verano:



Come Dio comanda, Mondadori 2006 (Como Dios manda, en la traducción española, Mondadori 2007) de Niccolò Ammaniti, mi autor fetiche del momento, es una historia que pone en el punto de mira un grupo de marginados para hacer un duro retrato de la sociedad italiana. La trama es de las que a mí me gustan: un buen puñado de personajes, cruce de destinos y final inesperado. Este autor se caracteriza por novelas muy viscerales, en ocasiones violentas, pero ésta es tan cruda que he tenido que tomarme momentos de descanso porque me era imposible seguir, así que en medio he leído otros dos libros.

Pura vita, Mondadori  2001 de Andrea de Carlo (creo que no está traducida al español) es una historia simple, el viaje de un padre y su hija, pero es una escusa para un montón de diálogos (más bien monólogos) sobre el hombre, la individualidad, la vida en pareja y la sociedad que al menos a mí me han hecho reflexionar.

Maus de Art Spiegelman es un cómic de sobra conocido. Ni soy una gran entendida del género ni tengo especial interés por el Holocausto, pero me parece todo un arte como ha narrado y dibujado los acontecimientos. Y no quiero ni pensar lo que supondría para el autor a nivel psíquico y emocional hacerlo, aunque algo deja ver en la historia.

7/9/13

Verano



De nuestro primer verano juntos me acuerdo de todo. Del calor, de la casa siempre en penumbra, de como me mirabas por ir siempre descalza, de los libros leídos en el suelo de la cocina, de mi obsesión por lavar los platos después de cenar, de las puertas abiertas en habitaciones separadas, de las sobremesas interminables, de los silencios, de las miradas. Me acuerdo también que fue un verano largo, de los que duran hasta finales de septiembre, porque esperó que volviese de Bosnia para arriesgar por ti, por nosotros.

Este verano también se está haciendo interminable, y no sólo porque el 6 de septiembre haga el mismo calor que el 6 de julio, sino porque estoy cansada. Cansada de este trabajo que, aunque me ha hecho crecer tanto, me chupa la vida; de tanto ir y venir, de mi cama individual, de skype y “la conexión no es buena para mantener el vídeo”, de justificar lo que hago,  de explicar mis decisiones… De esperar nuestro momento, otra vez.


(Fotograma de De repente, el último verano, Mankiewicz, 1959)

4/9/13

Estonia y Finlandia



La perigrinación hacia el norte del planeta siguió según lo previsto: todos más caro y más turistas por todas partes. El frío y la lluvia hicieron finalmente su aparición junto con otros imprevistos. Todo esto, sumado al “cansancio” de más de dos semanas de viaje se tradujo en unos días algo apáticos, con pocas ganas de hacer nuevo descubrimientos.
Consejo estrella para salir de Riga: comprobar si el destino elegido está en la ruta hacia Tallin, si es así, comprar el billete con antelación porque siempre se llenan. Hasta el momento no habíamos tenido ningún problema en hacerlo antes de que saliese el bus, así que nosotros ni siquiera nos lo habíamos planteado, pero vaya cara de bobos se nos debió quedar cuando la “amable” señorita” de la taquilla nos dijo que estaba todo llenos hasta 4 horas después.

En Estonia visitamos sólo dos ciudades. La primera, Parnu, en la costa; con intención de pasar un día en la playa. No pudo ser, tanto por el retraso como por la lluvia; pero tuvimos la suerte de que justo ese día se celebrase el festival Augustiunetus, algo así como “La noche de las artes”, por lo que pudimos callejear toda la noche entre espectáculos, mercadillos, puestos caseros de comida, conciertos…
Después fuimos a Tallin, que es preciosa, pero está tan invadida por los turistas (sobre todo por las mañanas que debe ser cuando llegan los cruceros) que es difícil incluso andar. Esto nos animó para alejarnos del centro histórico y visitar barrios más “auténticos” que también tienen su encanto.

El viaje terminó en Helsinki, que nos sorprendió gratamente desde el momento que salió el sol, porque las lluvias torrenciales y los 12º que nos recibieron no animaban mucho a conocer la ciudad. Lo mejor: el mercado de pescado y fruta en el puerto, para comer “bueno, bonito y barato”; la fortaleza de Suomenlinna y descubrir que “los Moomin” son toda una institución nacional.