Que fue exactamente lo que hice ayer, y eso que ya tenía mi bolsa preparada y me la había llevado al trabajo... Pero el cuerpo me pedía otra cosa, y como ya sabemos que la naturaleza es sabia pues tenía irremediablemente que hacerle caso (además que la sesión de gimnasio de ayer no ha quedado en el limbo, que ya he ido hoy).
Total, que fui a ver La vida inesperada porque era lo que más me inspiraba de la cartelera (apunte: miré un cine en el que era el día del espectador y luego, sin darme cuenta, me fui a otro en el que no lo era convencida de que era el que había mirado en un principio... A veces tengo una caraja...).
La película, así en resumen, está bien. Es ligerita y aporta un toque optimista a la vida, un "intentar mirar lo nuestro con otros ojos para darnos cuenta que es mejor de lo que pensamos". Javier Cámara hace un papelón (muchísimo mejor que en Vivir es fácil con los ojos cerrados, pero en cualquier caso es un actorazo). Gloria Muñoz, otra grande, le da el toque cómico y castizo a la peli. Y Raúl Cámara y Carmen Ruiz, pfish pfish, pues sin más.
Pero aquí llega el toque de aunténtico terror: la película está doblada. ¡Doblada! Y muy malamente por cierto. El caso es que la acción transcurre en New York, pues cuando los personajes españoles se relacionan y hablan entre sí, la peli está grabada en español; pero cuando lo hacen con personajes americanos la han debido grabar en inglés y luego la han doblado. Cutre no, lo siguiente. Le quita todo el realismo a la historia, porque ya me dirás tú esos neoyorkinos hablando español perfectamente... Y resulta que sale un argentino y tiene acento argentino, ¡¿entonces por qué narices los americanos hablan castellano como si fuesen del mismísimo MadriZ?!
(La hamburguesa, por cierto, mejor si me la hubiese ahorrado).
... Que tengo la casa para mí sola y el día entero para dedicármelo a mí misma (así que perfectamente podríamos decir que es el día del egocentrismo). Planes para hoy:
* Levantarme tarde y desayunar como una reina.
* Leer los blogs que me gustan.
* Ponerme al día con The good wife.
* Leer, leer y leer como si se acabase el mundo.
* Dar un buen paseo en bici ahora que por fin la he arreglado.
* Sacar un par de horas para pasarme por la librería y aprovecharme de los descuentos del día del libro.
* No dejar de escuchar esta canción mientras bailoteo por toda la casa.
Si me paro a pensarlo no recuerdo una Semana Santa tan calurosa, ni una que me haya sentado tan bien. Necesitaba estas vacaciones como necesito respirar, y se han cumplido mis espectativas con creces. El secreto, que no es tal, es pasar unos días en la casa materna/paterna y dejarse mimar.
Así que básicamente han sido 5 días de comiditas ricas, ver pelis con mamá, hacer alguna escapadita para tomar unos zurras con las amigas de toda la vida, intentar poner en práctica algo del curso de fotografía y leer. El plan inicial incluía también salir a correr, pero el primer día me resentí de los gemelos, así que mi gozo quedó en un pozo.
Como me sigue dando pereza mi lectura actual (y que visto lo visto seguirá siendo "actual" por mucho más tiempo), hice otra pausa para disfrutar de una maravilla que compré hace algún tiempo.
Alessandro Mannarino es una "canta-historias" romano muy concido en toda Italia. Tiene un puñado de canciones en las que mezcla distintos estilos musicales y habla de los más variopintos personajes, los lugares más inverosímiles y los sentimientos nobles, e incluso de la cotidianidad más surrealista. Y entre todas ellas, un reducido grupo de poemas con música.
(Como siempre una traducción de lo más casera, por si a alguien le interesa la letra).
Preso un
lavoro e perso una donna, andò sul
canale a cercare la luna
ma trovò
nell'acqua salmastra l'altra sua faccia, solo più scura.
E fece
finta di non avere mai avuto paura,
fece finta
di non avere mai amato nessuna.
Andò al
bar del cielo vuoto, da bere
costa poco, lo paghi
doppiamente solo il giorno dopo.
Ordinò tre
bicchieri pieni di ghiaccio e uno di perdono
e prese a
costeggiare la via del superuomo.
La mattina
i colleghi dell'ufficio "Stomaco e conchiglie" lo
trovavano pieno di rispetto;
sogno delle
mogli, perfetto per le figlie.
Prefetto,
prefetto.
La notizia
del decesso arrivò nel pomeriggio, nel vuoto
giallo di un nuovo chiacchiericcio.
Gli
impiegati del partito andavano alla schiera con le
gobbe ripiegate nella giusta maniera.
La sua
bara fu un leggio di frassino e betulla,
e un
discorso che diceva tutto e non diceva nulla.
E davanti
alle domande di una giornalista bella e bruna,
fece finta
di non avere mai avuto paura,
fece finta
di non avere mai amato nessuna
Il giorno
seguente si presentò al lavoro con gli
occhi vuoti e il raffreddore;
ed era
deceduto solo da poco, appena da
dieci o dodici ore,
ma i segni
della morte erano evidenti.
E aveva
biglietti della lotteria al posto dei denti, fichi
d'india al posto delle orecchie,
bacchette
al posto delle mani.
E al posto
dei cani un branco inamidato di esseri umani
E quando
gli dissero che l'economia era malata, e che la
fame era la migliore cura;
fece finta
di non avere mai avuto paura,
fece finta
di non avere mai amato nessuna.
Una
settimana appena dopo il suo funerale aveva la
testa rigirata sulla schiena,
ma trovò
il modo di rimediare. Chiamò il
generale Panciapiena
e ordinò i
più feroci bombardamenti su tutti i suoi sogni passati
in difesa
del popolo e dei giorni seguenti.
A un anno
dalla morte si vedevano solo le ossa. Era
sparito tutto, persino la puzza
E guardava
dall'alto della sua fossa la gente che manifestava nella piazza,
e scorse
fra la folla la sua amata on le
lacrime in tempesta sopra il viso.
E quando
vide che veniva calpestata non si
scompose, ma abbozzò un sorriso.
E fece
finta di non avere mai avuto paura,
fece finta
di non avere mai amato.
Di non
avere mai amato nessuna.
Amore mio
come farò
Quest'inverno
che t'ha gelato il sangue ti lusinga
Amore mio
ti seppellirò
Questa notte che m'ha coperto il volto ti contenta.
Conseguido
un trabajo y perdida una mujer fue al
canal a buscar la luna,
pero en el
agua salina encontró su otra cara, sólo que más
oscura.
Y fingió
que nunca había tenido miedo,
fingió que
nunca había amado a nadie.
Fue al bar
del cielo vacío, beber cuesta
poco y se paga
el doble sólo el día después.
Pidió tres
vasos de hielo y uno de perdón
y empezó a
caminar cerca del sendero del superhombre.
Por la
mañana los compañeros de la oficina “estómago y conchas” lo
encontraban lleno de respeto: el sueño
de las esposas, perfecto para las hijas.
Perfecto,
perfecto.
La noticia
de la muerte se dio por la tarde en el
amarillo vacío de un nuevo rumor.
Los
empleados del partido iban a formar filas con las
espaldas dobladas correctamente.
Su ataúd
fue un atril de fresno y abedul.
Y un
discurso que lo decía todo y no decía nada
Y de
frente a las preguntas de una periodista morena y guapa,
fingió que
nunca había tenido miedo,
fingió que
nunca había amado a nadie
Al día
siguiente fue a trabajar con los
ojos vacíos y resfriado,
había
muerto hacía poco, apenas
diez o doce horas, pero lo
signos de la muerte eran evidentes.
Y tenía
participaciones de lotería en el lugar de los dientes, higos en
lugar de orejas,
palillos
en lugar de manos.
Y en el
lugar de los perros una manada
almidonada de personas.
Y cuando
le dijeron que la economía estaba enferma,y que el
hambre era la mejor cura;
fingió que
nunca había tenido miedo
fingió que
nunca había amado a nadie.
A penas
una semana después de su funeral tenía la
cabeza completamente girada hacia la espalda, pero encontró
la manera de solucionarlo:
Llamó al
general Tripallena y ordenó
feroces bombardeos sobre sus sueños pasados
en defensa
del pueblo y de los días siguientes.
Un año
después de su muerte se le veían sólo los huesos,
había desaparecido
todo, incluso el mal olor.
Y desde lo
alto de su tumba miraba a los manifestantes de la plaza y descubrió
entre la multitud a su amada con lágrimas
amargas en su cara.
Y cuando
vio que la pisoteaban no se
mostró turbado sino que esbozó una sonrisa.
Lo vi en Navidades en la sección juvenil de la librería cuando buscaba algo que regalar a una joven poco lectora. No lo compré, pero me había picado la curiosidad así que indagué en internet. Descubrí que estaba arrasando, y no sólo entre adolescentes soñadores.
La semana pasada lo volví a ver en la biblioteca. No me lo pensé mucho y lo cogí. Me duró dos días, porque es una historia muy bonita (si lo hubiese leído hace unos años me habría arrancado más de un suspiro y varias ensoñaciones) y el estilo es directo y sencillo.
Ha sido el break perfecto para descansar un poco de mi lectura actual, y me ha dejado con ganas de volver a retomar la novela juvenil.